5 MAY 2023
· Esta respuesta ha sido útil para 0 personas
Buenas noches Rodrigo, si te he entendido bien, esta ansiedad que experimentas se relaciona específicamente con el tema sexual, donde piensas que algo saldrá mal, lo que aumenta el miedo a fracasar y no cumplir con las expectativas que están altas, ya que es una chica más joven y hermosa. A partir de esto quisiera contarte que existen diferentes tipos de disfunciones sexuales, entre ellas las más frecuentes son la eyaculación precoz y la impotencia sexual o disfunción eréctil…entre otras. La eyaculación precoz (la paradoja de la razón) es el trastorno sexual que más pone al hombre al borde del abismo. Si la falta de erección muestra que no se es el hombre que se espera, eyacular precozmente mina el propio sentimiento de potencia sexual respecto de la capacidad de satisfacer a una mujer. Desde el punto de vista funcional o de la principal solución, que se intenta y que mantiene el problema, la paradoja de tratar de conseguir que el coito sea lo más largo posible esforzándose por no llegar a la cúspide de la excitación lleva a obtener justo lo contrario: cuanto más se repite el hombre que no debe eyacular, más rápidamente llega al orgasmo.
El tipo de insatisfacción que atenaza a quien sufre eyaculación precoz es singular: desde una perspectiva mental, en él se verifica un shift de búsqueda de sensaciones y del intento de abandonarse a la duración de la relación. Por un lado, esta se convierte en la medida de la propia eficacia sexual; por otro, es el índice más significativo de la menor o mayor posibilidad de satisfacer a la compañera. La duración de la relación se convierte en el único centro de atención y en el primer objetivo, y justamente en el intento de prolongarla se acorta cada vez más, hasta que, en algunos casos, se produce una eyaculación ante portam. La mera idea de «tengo que durar más», de hecho, desconcierta al cuerpo y produce, poco a poco, una sensación de ineficacia personal devastadora, exacerbándose el sentimiento de debilidad de quien lo experimenta, con un posible riesgo para la relación. Además, el hombre debe frenar la excitación que lo lleva a eyacular precozmente, esto es lo que le produce ansiedad, le impide relajarse y vuelve a causar la falta de control. Es decir, cuando trata de controlarse, termina perdiendo el control.
Así pues, en este problema, y a diferencia de los demás trastornos, el control de las sensaciones y de la excitación solo podría considerarse un efecto del control de la duración de la relación, que se concibe como una demostración fundamental de virilidad y de capacidad de satisfacer a la compañera, lo que le perjudica aún más.
En el caso de la disfunción eréctil: (la paradoja del cuerpo). Dado que la atracción es uno de los ingredientes fundamentales para que la sexualidad sea satisfactoria, el problema de la falta de erección quizá sea el más ambivalente de soportar respecto de las disfunciones sexuales, la mente experimenta ciertos deseos, pero el cuerpo no responde. De esta forma, la excitación mental no se corresponde con unas reacciones físicas de excitación; aunque la correspondencia existe, se mantiene en fases alternas sin que haya un motivo razonable para la caída.
En la práctica, la persona trata voluntariamente de alcanzar o de mantener un estado que, para que persista, requiere que la mente se deje llevar por unas sensaciones que, a su vez, si todo funciona bien, se verán amplificadas por los significados que la mente les conferirá. Tanto la ausencia como la pérdida de la erección son, por tanto, fruto de un intento de control mental que debería activar el cuerpo, pero que, en realidad, inhibe la excitación, que incita al relajamiento físico.
A todo esto se añade una ulterior paradoja: cuando la mente no obtiene lo que quiere a menudo nos induce a pensar que no nos hemos aplicado lo suficiente y, por tanto, a insistir incluso cuando nuestra acción no nos ayuda a obtener nuestro objetivo, en ocasiones recurriendo al autoerotismo acompañado del visionado de películas pornográficas o citándonos con otras personas mediante chats, con profesionales del sector (uso de viagra) o con personas distintas a nuestra compañera.
El resultado final es una tensión ulterior: existe la amenaza de agravar la situación involucrándola a ella, quien al no sentirse suficientemente deseada puede contribuir a aumentar el sentimiento de ineficacia del hombre, además de la propia frustración, con el posible peligro para la pareja.
Esperando que te haya servido la información.
Atte.