¿Una mentira lleva a otra? La ciencia tiene la respuesta

Dicen que las mentiras son como una bola de nieve: comienzan siendo pequeñas, pero rápidamente pueden adquirir tamaños bíblicos.

26 OCT 2016 · Lectura: min.
Todas las imágenes: Shutterstock.

Hace más de un siglo, Carlo Collodi seguramente no tenía idea de que su libro Las Aventuras de Pinocho, aquella marioneta que cobra vida y ve crecer su nariz cada vez que miente, se convertiría en el icono mainstream de un fenómeno que ocurre en nuestras mentes, específicamente en la amígdala.

¿De qué estamos hablando?, ¿en PsicologosOnline.cl comenzamos a escribir artículos sin sentido? No, todavía no. Se trata de una nueva investigación realizada por académicos de la University College London (UCL), la cual reveló que decir pequeñas mentiras que nos benefician personalmente desensibilizaría nuestros cerebros de las emociones negativas asociadas a esta acción y nos estimularía a decir mentiras cada vez más grandes. Como la nariz de madera del personaje animado.

El estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience y financiado por Wellcome y el Centro de Comprensión Retrospectiva Avanzada, provee la primera evidencia empírica de que las mentiras generadas para beneficiarse a uno mismo gradualmente aumentan, además de revelar cómo esto ocurre en nuestros cerebros.

"Cuando mentimos por beneficio personal, nuestra amígdala produce una sensación negativa que limita el alcance hasta el cual estamos preparados para mentir", explica el autor senior, doctor Tali Sharot (Psicología Experimental de la UCL). "Sin embargo, esta respuesta se desvanece a medida que continuamos mintiendo, y mientras más cae más grandes serán nuestras mentiras. Esto puede introducirnos en un terreno resbaladizo donde pequeños actos de poca honestidad se convierten en mentiras más significativas".

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¿Cómo averiguaron todo esto?

El equipo investigador escaneó los cerebros de 80 participantes mientras éstos realizaban tareas donde tendrían la oportunidad de mentir para beneficiarse personalmente: entre otras actividades, se les pidió estimar el número de monedas que había en una jarra y decírselo a una pareja asignada. ¿El truco? Tener estimaciones bajo o sobre la cifra real de moneda podría:

  • Beneficiar a un integrante en desmedro de su pareja.
  • Beneficiar a ambos.
  • Beneficiar a la pareja en desmedro del integrante.
  • Sólo beneficiar a uno de ellos, sin que esto tuviera efecto alguno en el otro.

Cuando la sobreestimación de la cifra podría beneficiar al voluntario a expensas de su pareja, las personas comenzaron levemente a exagerar sus estimaciones, lo que permitió respuestas fuertes de la amígdala, área cerebral asociada a las emociones. Sin embargo, según las exageraciones de los participantes aumentaban, las respuestas de la amígdala comenzaron a decaer.

Según Neil Garrett, doctor y autor líder del estudio:

"Es probable que la respuesta debilitada del cerebro ante actos repetitivos de poca honestidad refleje una respuesta emocional reducida a dichos actos. Esto está en la línea con las sugerencias vinculadas a que la amígdala manifiesta una aversión a los actos que consideramos incorrectos o inmorales".

¿Qué te parece este nuevo hallazgo científico?, ¿tiendes a mentir mucho o conoces a alguien que consideras mitómano? Te invitamos a revisar este listado con profesionales especializados en la terapia de adultos, así como en la neuropsicología.

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