Terapia de pareja: ¿y si existe amor, pero la relación no funciona?

"'Hacer' la pareja día a día no es fácil. Y esto es muy frustrante si consideramos que constituye uno de nuestros ejes fundamentales", explica la psicóloga Alejandra Bernal.

En este sentido, la profesional cree que la pareja "es una diada, un grupo conformado por dos personas que, desde el enamoramiento, deciden proyectarse juntos en la vida". ¿Qué significa esto en la práctica? Básicamente que las expectativas puestas en la relación amorosa suelen ser altísimas.

En palabras de Bernal,

"Uno quiere que su pareja sea su amigo, su compañero, su cómplice, su refugio, el que te anime cuando estás emprendiendo un desafío. Alguien que sea comprensivo, paciente, cariñoso. Que en lo sexual logre satisfacerte y esté satisfecho contigo, que te adivine, que sepa leer cuando estás triste, cuando necesitas silencios, cuando necesitas abrazos. Uno también espera que la pareja te haga reír y que comparta tus sueños y valores".

Visto así, mantener una relación amorosa estable es todo un desafío. Si sumamos, además, otros factores como la falta de intimidad cuando llegan los hijos y la visión reduccionista del amor o del enamoramiento como un estado "irracional, superficial e inmaduro", entonces es fácil entender por qué muchas personas recurren a terapia de pareja.

Frente a esta avalancha de situaciones cotidianas que pueden afectar nuestros afectos, la psicóloga cree que, "así como hay gimnasios donde uno ejercita el cuerpo y sabe que debe ir a lo menos una vez a la semana, uno debería obligarse a una rutina donde el espacio que compartimos juntos, sin nadie más, sea esencial. Así podemos ejercitar nuestra complicidad, nuestra sexualidad, el disfrute de estar juntos".

A continuación compartimos parte de la conversación que tuvimos con Alejandra.

¿Cómo se puede trabajar, desde la perspectiva de la pareja, en remediar una relación cuando han existido constantes muestras de desprecio, reproches y discusiones constantes?

A esas relaciones yo las llamo del "mal amor", ya que si bien hay amor, es desde el dolor, desde el descariño, desde una pareja que se expone continuamente, que no se cuida. Si bien las crisis siempre nos dan la posibilidad de ver qué es lo que queremos hacer, los continuos desgastes hacen que algunas decisiones sean irremediables.

Una relación muy desgastada necesita ser honesta y, si no han sabido cuidarse mutuamente, la separación es una opción de cuidado para ambos.

En este sentido, me parece importante destacar la diferencia entre quiebre de pareja y separación. El quiebre de la pareja se produce cuando se ve amenazada la emoción de amor erótico en esa pareja, cuando pierden su conexión de pares, cuando dejan de verse como una unidad. Pese a eso, hay parejas que deciden, en silencio o con un acuerdo explícito, no separarse, y eso genera mucho dolor para los dos, en primer lugar, y para los que se encuentran a su alrededor.

En tu experiencia clínica, ¿has notado que existe algún patrón o un factor que determine o influya mucho en el hecho de si una pareja se reconcilia o finalmente se separa?

El que una pareja se reconcilie parte, en primer lugar, por una disposición para hacerlo, y eso tiene mucho que ver con la historia anterior que tengan. Si es una historia de "amor bueno", con cariños, con pasión, con humor, con compañerismo, con periodos de dificultades ya superados, esa pareja tiene enormes posibilidades de salir fortalecida de la crisis y por lo tanto seguir siendo pareja.

Si la historia, en cambio, es desde el "mal amor", con inseguridades, con amarguras, con obligatoriedades, con pocos o nulos espacios de cuidado y de respeto, esa pareja tiene en el quiebre la posibilidad de mirarse de verdad, y es probable que decidan, honestamente, separarse.

¿Crees que un motivo común para los conflictos de pareja es que sus integrantes entienden la relación como una lucha de poder o de quién tiene la razón?

En la relación de pareja, como en cualquier otra relación, ocurre que nos damos cuenta que vemos y pensamos cosas distintas. Uno piensa que el mundo es como uno lo ve, que las cosas son como uno honestamente cree que son.

En un buen espacio de pareja, esas visiones co-existen, no es una mejor que la otra, la diferencia no alcanza para pelearse.

Los conflictos aparecen cuando la pareja siente que una visión se contrapone a la otra y amenaza mi definición de mundo. Esto ocurre con las grandes decisiones a las que se ve enfrentada una pareja, dónde y cómo vivir, qué hacer en el futuro, tener o no tener hijos, cómo criarlos, etc.

Más allá de lo necesario que es que una pareja tenga opiniones distintas, visiones de vida distinta que alimenten la diversidad entre ellos, es importante que compartan ciertos temas esenciales como los valores y la perspectiva de moralidad, para que eso, que es lo que nos da nuestra identidad, no entre en discusión.

¿Cuáles son algunos de los 'perfiles' de pareja que suelen buscar este tipo de apoyo psicológico?

En general, si pudiéramos dividir a las parejas en las que comparten más espacios de "amor bueno" versus las que comparten más espacios del "mal amor", podría decir que si bien las dos llegan a terapia, las del buen amor tienden a ver la crisis y la terapia como una oportunidad de crecimiento personal y de evolución para la pareja. En cambio, a las del "mal amor" se les hace más complicado mirarse y escucharse, quedando atrapados en espacio de defensa y de ataque, lo que hace difícil una reconciliación entre ellos.

Cuando la infidelidad es la razón por la que una pareja va a terapia, ¿cómo se reestablece la confianza?

Desde mi experiencia es común que la infidelidad ocurra en una pareja que está en crisis, pero es importante destacar que es una decisión que toma uno de ellos y que daña al otro. Desde ahí es importante primero reparar esa situación, donde hay uno que debe entender el daño que hizo y pedir perdón, y el otro ver si puede perdonar.

Esto es lo más importante en una infidelidad y lleva tiempo y trabajo hacerlo, básicamente porque hay mucho dolor en ello. La confianza se restablece solo cuando el dañado decide volver a confiar en el otro, más allá de las acciones que hace la otra parte, como una actitud personal donde decido creer en ti.

Posteriormente se trabaja terapéuticamente en el entender, desde la situación de vida que vivieron, cómo es que llegaron a estar en crisis de pareja.

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