Qué ocurre en tu cuerpo cuando tienes estrés

En una época donde la vida es vertiginosa, es común que el estrés se manifieste. Esto porque todos, de una u otra forma, pasan por situaciones que terminan por apremiar el día a día, tensando a las personas ya sea de forma física y/o emocional de forma natural.

El estrés además proviene de diversas fuentes, sea del medio ambiente, de los pensamientos propios o del mismo cuerpo, pero como sea, lo cierto es que el ser humano, fisiológicamente, está preparado para combatirlo aunque no siempre sale victorioso.

Por ejemplo, cuando alguien se siente bajo presión, el sistema nervioso instruye al cuerpo y este comienza a liberar hormonas como la adrenalina, el cortisol y la noradrenalina, provocando además cambios en el cuerpo como respuesta a este estrés.

De alguna forma, el estrés es positivo en determinadas circunstancias, pues moviliza a la persona a mantenerse alerta y motivada, logrando que se culminen de forma óptima determinadas labores. Sin embargo, cuando estos periodos de tensión se vuelven más cotidianos, los sentimientos negativos entorpecen la capacidad del cuerpo a dar respuesta y solo va produciendo un gran desgaste en el organismo.

De hecho, uno de los primeros en verse comprometido es el sistema respiratorio, pues las personas inhalan y exhalan de forma más rápida y profunda, lo que a la larga -sobre todo en asmáticos- termina empeorando el cuadro. Por el contrario, hay quienes lo hacen de forma rápida y superficial, derivando incluso en crisis de pánico.

Y no solo eso, también se deprime el sistema inmune debido a que el cortisol que se libera va suprimiéndolo, quedando expuestos a las infecciones de una manera más susceptibles.

Por otra parte, los músculos del cuerpo se tensan de una manera desmedida, generando dolores corporales: principalmente, en el cuello, la cabeza, los hombros, etc. En el mismo sentido, cuando el estrés agudo es repetido en el tiempo, el aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial pueden llegar a provocar accidentes cerebrovasculares y ataques al corazón.

Y para los hombres las consecuencias pueden ser, si se quiere pensar así, hasta insólitas, ya que los cuadros de estrés agudos o crónicos pueden tener una repercusión directa en la producción de la testosterona y la esperma (en las mujeres el ciclo menstrual puede desordenarse).

Ahora, por supuesto, así como el estrés tiene efectos fisiológicos más o menos graves, también lo hace a nivel emocional, ya que la persona ve afectado su estado de ánimo, tiene más episodios de mal humor o insomnio. Todo lo que implica, finalmente, falta de concentración, mal desempeño estudiantil y/o profesional, y, en definitiva, en deterioro de la vida en general.

Por eso es que se hace indispensable que el estrés no tome el control del día a día y que se sigan determinadas medidas para poder dominarlo:

• Practicar pasatiempos.
• Tomar vacaciones.
• No trabajar más de 10 horas al días.
• Dormir las horas adecuadas es clave: entre siete y ocho horas.
• Establecer prioridades en los quehaceres u obligaciones.
• Evitar el uso de alcohol o drogas como método distractores.
• Aprender técnicas de relajación.

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