Chile Suicida

Chile, el segundo país de la OCDE, es donde más han aumentado los suicidios según un estudio de 2016. A nivel mundial, en la población joven, es la segunda causa de muerte entre las personas entre 10 y 24 años. Según datos del Ministerio de Salud, las muertes alcanzarán los 12 casos por cada 100 mil habitantes en 2020 en la población de 10 a 19 años.

Vimos en la columna anterior sobre la depresión, la importancia de des estigmatizar la enfermedad mental para hacernos cargo de esta realidad. Lo mismo sucede con el suicidio, al día de hoy sigue siendo un tabú, una temática a voces que nunca se toca de manera directa. Y es que tenemos que entender que si queremos prevenir y cuidar a todos aquellos que estén vulnerables a esta realidad, debemos ayudarles a que lo expresen, le den forma y así dar paso a una puerta de salida, una opción diferente para solucionar su dolor.

Hablar, poner en palabras las emociones y afectos, genera un alivio, que puede ayudar a prevenir un acto suicida. Uno de los mitos más grandes es pensar que si lo preguntamos, le estamos dando la idea de suicidarse, y ¡no! Todo lo contrario, las personas que están pensando en estas ideas suicidas, lo que más necesitan es liberar la carga que les genera pensar que esa es la única salida.

Y es que el suicidio no es algo que pasa sin explicación, y tengo la experiencia de poder narrarlo en primera persona, por ser una sobreviviente de un suicidio en la adolescencia, y claramente no es algo que se nos ocurre no más, el suicidio es el acto final y concreto de todo un largo proceso anterior, en donde, en primer lugar, aparece el agobio y dolor intenso a la base, en mi interior, latiendo y permeando todo encuentro y realidad de mi vida, cada vez uno se siente más solo, aislado, desconectado del resto, desconectado del mundo.

Estas emociones y sentimientos van tomando cada vez más las riendas de mi vida, voy perdiendo el deseo de vivir, de reír, de compartir, de mirar un futuro en el que pudiera ser feliz algún día. Por general, uno, suele dar indicaciones, advertencias, incluso comentarios con respecto a lo que se siente, probablemente a un nivel muy sutil, por lo que muchas veces, no se le da la importancia, ya que como es un tema tan oculto, poco se sabe de cuando se convierte en una situación de riesgo que requiere ayuda profesional.

En estos tiempos tan violentos, el suicidio se ha convertido en un fenómeno del cual preocuparse y es nuestro deber no solo como profesionales, sino como padres y como simples personas, informarnos sobre esta temática, sobre los factores de riesgo, y como prevenir. Algunas señales se pueden ver a través de frases como: Nunca va a mejorar nada', 'Igual ya luego no va a importar', 'No merezco vivir, soy un fracaso', 'La vida es tan difícil', 'Tengo ganas de terminar con todo' y 'A mí nadie me echaría de menos si no estuviera'. Otros factores de riesgo tienen relación con duelos no resueltos, el consumo de drogas o alcohol y aislamiento.

Es importante que el abordaje a una persona en riesgo suicida sea sin aconsejar, sin debates, sin discusiones, sin estigmas y sin juzgar. Una escucha activa, cariñosa, sincera y genuina busca que la persona se sienta acompañada, segura, y libre para poder expresarse. Según la Organización mundial de la Salud, algunos factores protectores son: Buenas relaciones familiares, compañeros y pares- Buenas habilidades sociales- Confianza en sí mismo- Búsqueda de Apoyo de personas significativas cuando surgen problemas.

Finalmente, decir que una persona en riesgo suicida, no decide hacerlo, más bien es la única salida que encuentra para terminar con su dolor y soledad.

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