Psicología deportiva: una historia de derrotas en el fútbol chileno

Penales fallados, decisiones arbitrales injustas, goles en contra (o desperdiciados a favor) de última hora. Parte del relato del fútbol chileno y la psicología del deporte.

23 JUN 2015 · Lectura: min.
Algunos derechos reservados. Autor: José Martínez (https://www.flickr.com/photos/chilebeans/)

El sonido de ese balón golpeando el travesaño gracias a la acción de Mauricio Pinilla (minuto 119, Brasil versus Chile, Mundial de Fútbol 2014) continúa, incluso un año después, retumbando en los oídos de cada chileno aficionado al "deporte rey". Fueron segundos en que creímos estar logrando la gran hazaña criolla, descubriendo un oasis en medio del desierto. Pero no: la historia se encargó de conducir esa pelota y hacerla chocar con fuerza contra la dura realidad de los (eternos) fracasos deportivos en nuestro país.

Y si lo de Pinilla le parece demasiado repetido, el fútbol chileno tiene decepciones para dar y regalar: el penal errado (y nunca olvidado) de Carlos Caszely; la inoportuna mano de Ronald Fuentes en el partido contra Italia en el Mundial de Francia 1998; y el sinsentido vivido en la final de la Copa Sudamericana 2006 por parte de Colo Colo, protagonista también de otra final triste: Copa Libertadores en 1973. O también la Libertadores en que Cobreloa se olvida del torneo en el minuto 90 gracias al gol de Fernando Morena de Peñarol en 1982.

No obstante, y más allá de las exaltaciones originadas por el fanatismo, desde el punto de vista de la psicología deportiva dicho desempeño tiene ciertas definiciones. De acuerdo a Ignacio Gallardo, psicólogo especialista en Psicología del Deporte, el jugador chileno ha construido la idea de "ser portador de una herencia e historia de deudas deportivas, frustraciones e injusticias", lo que además ha llevado a "buscar explicaciones de los resultados adversos en cualquier otro componente como mala gestión directiva, cobros errados, imprevistos u otra causa externa".

Sin duda, algo de mala suerte existe. Gestiones mediocres también. Pero por supuesto es necesario considerar otros factores, como el nivel de profesionalismo tanto de la institucionalidad deportiva como de los deportistas locales, algunos componentes físicos e incluso el nivel de la competencia en el ámbito sudamericano.

Lo único cierto es que no contamos con grandes (ni pequeños) triunfos futbolísticos, excepto la Copa Libertadores ganada por Colo Colo en 1991, la Copa Sudamericana de Universidad de Chile en 2011 y el tercer lugar obtenido por la selección chilena en el Mundial de 1962 realizado en nuestro país.

¿Qué consecuencias produce esta escasez de éxitos en las generaciones actuales y futuras del fútbol? Según Gallardo, uno de los efectos más notorios es un aumento de la ansiedad en el jugador, ya que "no sólo juega su nivel en la competencia, sino también la noción de representar al país y romper la historia".

Cómo erradicar el "jugamos como nunca, perdimos como siempre"

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Ese derrotismo generalizado tiene solución. Al menos desde el punto de vista del psicólogo Gallardo, quien entrega algunas recomendaciones para superar esta especie de profecía autocumplida que vive el fútbol chileno:

  • La pasión debe estar en manos de la afición. Para rendir, el jugador "debe estar focalizado en el entrenamiento y rendimiento deportivo, no en emociones y sentimientos exacerbados". En este sentido, el experto explica que la sola competencia es suficiente estrés para un deportista, por lo tanto no necesita cargar adicionalmente con el peso de ser un salvador, héroe o la esperanza de justicia social para un país. La pasión debe existir, pero de manera coherente con el esfuerzo realizado.
  • Saber entender los triunfos, pero también las derrotas. Gallardo recomienda que desde muy pequeños los futbolistas desarrollen un espíritu ganador, a la vez que enfrenten el miedo a perder, entendiendo que aquello no afecta su valor como persona. "Los deportistas que en edades formativas supieron asimilar una derrota logran generar una piel psíquica resistente a la competencia y las exigencias que el deporte les depara".
  • Dar vuelta la página. "La derrota es una señal de que algo hay que mejorar; no hay una causa mágica ni mística, sino una deportiva", indica el profesional. Por esto, el deportista debe buscar una mejora constante de su rendimiento e, independiente del resultado en un campeonato o partido, lo esencial es pensar en los desafíos venideros y no destinar demasiado tiempo en lamentar posibles injusticias, errores involuntarios o factores externos que afectaron el desempeño.

Estas actitudes deben ser entendidas no sólo por los futbolistas, sino que también por sus amigos, familiares, cuerpo técnico, medios de comunicación e incluso la hinchada, con el fin de aminorar la tensión que, en definitiva, puede ser más dañina que beneficiosa en algunos casos.

¿Qué opinas sobre el desempeño de los futbolistas chilenos?, ¿crees que existen otros factores que influyen en nuestra historia deportiva? Deja tu comentario al final de este artículo para conocer tu opinión.

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Foto del artículo: Algunos derechos reservados. Autor: Francisco Osorio (https://www.flickr.com/photos/francisco_osorio/)

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Psicólogos
Escrito por

Daniela Pérez Núñez

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