Gracias, ansiedad

La ansiedad (nervios, angustia, preocupación, miedo... le podemos poner el nombre que queramos) es una emoción desagradable. Aquí te explicamos más.

27 JUN 2016 · Lectura: min.
Gracias, ansiedad

La ansiedad (nervios, angustia, preocupación, miedo... le podemos poner el nombre que queramos) es una emoción desagradable seguro, que se acompaña muchas veces con una intención de querer controlarla y una inmediata frustración de no poder lograrlo.

Puede comenzar con un pensamiento negativo en relación al resultado que tendremos frente a una situación y seguir hasta una rumiación persistente frente a resultados catastróficos, dando pie a una sensación física desagradable, como apretón de guata y/o garganta, sudoración de manos, taquicardia entre otros.

Me duele la espalda, en realidad es el pecho, ¿será que tengo algo al corazón? ¿Será que comienza así un ataque al corazón? ¿Mi tío tiene un bypass? ¿Tendré una predisposición genética?, ¿Será que me está dando un ataque?, ¿¡Si me pasa algo ahora!?, ¿Quién se dará cuenta? ¿Quién me ayudará? ¿Y si nadie me ayuda? Mejor no hago más deporte para no forzar mi corazón. Mañana no iré al paseo con mis amigos porque seguro caminaremos y no sé si mi cuerpo lo resista. Tengo que hacerme un chequeo completo antes de hacer cualquier otra actividad física.

Esto puede terminar en un chequeo médico completo, test de esfuerzo incluido con resultados favorables y aun así no estar seguros si debemos correr el riesgo de hacer actividad física o ir a algún paseo por lo que pueda ocurrir ahí.

¿Qué tiene esto de útil? Mucho. Existe para avisarnos cuando algo es peligroso o muy importante para nosotros, como una alarma en caso de que andemos distraídos. Entonces, si se prende podemos evaluar mejor la situación en que estamos, planificar cómo enfrentar lo que se nos viene a modo de tener mejores resultados, ser más cuidadosos. Podemos verla como la energía para ser más planificados y organizados. Esto sin nuestra mediación consciente, ya que contamos con una alarma interna llamada "amígdala" que funciona con libre albedrío, para protegernos del peligro.

Si todos nos preocupamos y la ansiedad es una emocional normal, ¿cuándo se transforma en un problema?

El problema está cuando esta preocupación es frecuente e intensa. Cuando comienzo a evitar y/o escapar de lo que creo la ocasiona. Cuando le hago caso siempre, ahí es cuando toma el poder de mis acciones y mi racionalidad.

Si lo que me provoca miedo es un elefante, quizás no sea un problema ya que no estaré encontrándome con uno constantemente, pero cuando se trata de hablar en público, el metro, aviones, temblores y vivo en Chile o si estoy bien vestido para cada ocasión, la situación es distinta ya que me veré constantemente enfrentado a mi ansiedad y constantemente haciendo cosas para evitarla. Lo que no la elimina y, por el contrario, aumenta mi malestar, porque al haber evitado hago creer a mi alarma (amígdala) que fue un acierto y nos salvamos de algo terrible, entonces cuando intento nuevamente hacer eso que evite la alarma puede prenderse más fuerte y rápido.

La ansiedad puede ser generalizada (a muchas situaciones y cosas) o específica (fobia a algo). Y puede ser también que involucre conductas compulsivas que me hacen creer que al hacerlas bajará mi ansiedad (TOC). ¡Pero no resulta! Puede ser algo así como una rumiación constante (pensamientos obsesivos): en estos casos por favor ¡no discutir con el obsesivo! Eso le da más poder. Puede ser vivenciada como un o unos ataques de pánico (un miedo intenso y repentino que no sabemos qué lo ocasionó). Tiene muchas formas, todas molestas. El problema está cuando comienzan a limitarnos la vida y la oportunidades.

La ansiedad es completamente natural (biológica) pero requiere y es posible enfrentarla con un tratamiento psicológico y en algunos casos también farmacológico para ayudarme en los primeros enfrentamientos y/o disminuir los pensamientos intrusivos. Esto cuando se ha transformado en un problema. De otra forma es probable que vaya empeorando, poniéndose más intensa y limitándonos más aun, sobre todo en los momentos más complejos de nuestra vida, esos en que nos vemos más expuestos a desafíos nuevos.

Un tratamiento general apuntaría a:

  • Desarrollar herramientas para interrumpir los pensamientos negativos, irracionales e obsesivos.
  • Aprender técnicas de relajación.
  • Disminuir y enfrentar de mejor forma la sintomatología física.
  • Desarrollar una sensación de esperanza sobre el futuro y mis capacidades.
  • ENFRENTAR.

Cualquier tratamiento requiere un alto monto de energía, tiempo y la mayor parte del tiempo dinero para costearlo, por lo que tengo que tener claro cuál es el motivo por el cual estoy dispuesto a hacerlo.

¿Qué es lo que ganaré enfrentando mi ansiedad (miedo)?, ¿Qué sueño poder hacer cuando logre enfrentarlo?, ¿Cómo será mi vida distinta/mejor cuando lo logre?, ¿Cómo afectará a mis relaciones si lo logro?

Respondiendo esto podré tener la bencina para hacerlo, para luego disfrutar de mis logros.

Existen distintos tratamientos para manejar la ansiedad. Manejarla mejor o enfrentarla, no eliminarla, si no nos transformaríamos en robot. Muy importante es que el tratamiento esté hecho a mi medida, ya que ansiedad tenemos todos, pero en cada uno se manifiesta de forma distinta y el tratamiento debe estar hecho según mis necesidades y particularidades.

La idea final sería enfrentarla, tanto que se va por cansancio: de esa forma la proceso. Detener la invalidación a la que me ha llevado y comenzar a vivir más cómodo en mi cuerpo y con lo que me rodea. Comenzar a enfrentar ese desafío que me llevará a mis sueños para el futuro: un viaje, postular a un trabajo, vestirme como quiero, hablar en público o solo salir a dar una vuelta a alguna plaza. Y agradecerle a la ansiedad por cuidarme y ayudarme a planificar mejor mis acciones.

¿Quieres seguir leyendo?

¡Muy fácil! Accede gratis a todos los contenidos de nuestra plataforma con artículos escritos por profesionales de la psicología.

Al continuar con Google, aceptas nuestras Condiciones de uso y Política de Protección de Datos


PUBLICIDAD

Escrito por

Macarena Torres L.

Consulta a nuestros mejores especialistas en
Deja tu comentario

PUBLICIDAD

últimos artículos sobre consejos psicológicos

PUBLICIDAD