Trastorno de pánico: cuando el miedo se apodera de mí

Los trastornos de pánico se dan por presencia repetitiva de episodios de pánico y angustia llamadas Crisis de Pánico. Es común que estas crisis comiencen entre la segunda y tercera década de la vida. En Chile se espera que el 3% de la población padezca Trastorno de Pánico en algún momento de su vida, presentándose mayormente en mujeres. Otros trastornos del ánimo facilitan la presencia de estas crisis. (Koppmann, A. 1992)

Las crisis de pánico surgen de manera repentina y sin un desencadenante determinado. El individuo vivencia este hecho como un miedo o terror intenso, que puede durar minutos o permanecer durante más tiempo. El momento de máxima intensidad solo dura algunos minutos, sin embargo los individuos los perciben como eternos, e incluso, en ocasiones con la percepción de peligro de una muerte inminente.

"Neuro-fisiológicamente puede ser definida la angustia como un estado generalizado de excitación, el que psicológicamente se traduce por un sentimiento de una amenaza o peligro, al que el ser humano se siente existencialmente expuesto. El individuo vivencia una falta (parcial) de protección." (Längle, A. 2005. Pp.57)

En una crisis de pánico surgen altos niveles de angustia, ansiedad y de excitación fisiológica con diversos síntomas muy agudos tales como taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, hipertensión arterial súbita, sudoración excesiva, mareos, náuseas, entre otros. También aparece la percepción de despersonalización, miedos extremos a movilizarse o urgencia de salir del lugar en que se encuentra, muchas veces el individuo siente el miedo de perder el control o enloquecer.

Es muy común que los individuos que hayan sufrido una de estas crisis se preocupen en demasía por el próximo episodio, ya que no se puede determinar cuándo o dónde se producirán. A tanto llega el temor de una nueva crisis que muy comúnmente se presentan conductas evitativas y de huida, evitando lugares o situaciones en donde ya se han producido episodios de este tipo, limitando la vida diaria del individuo que la padece. En este caso, el temor constante a que estos ataques vuelvan a repetirse, la ansiedad que eso produce y la aparición frecuente de estos episodios, a tal punto de afectar el funcionamiento normal del individuo se denomina entonces como una psicopatología llamada Trastorno de pánico. (CIE 10. 1999)

El problema que presenta este trastorno es que afecta en la vida cotidiana de quien lo padece. Inicialmente solo influye sobre el ánimo del individuo, pero luego el temor constante a que estas crisis se repitan va tiñendo cada espacio de su vida y aparecen reacciones de coping de acuerdo a la angustia que se presenta como detonante, haciendo que quien padece el trastorno tenga un decaimiento en el funcionamiento de todas las áreas de su vida.

Si bien este trastorno pareciera ser muy grave, dado las afecciones a la vida diaria del individuo, tiene tratamiento y solución. La psicoterapia en estos casos es fundamental, la comprensión de los fenómenos de angustia sólo se pueden dar con el trabajo terapéutico adecuado que le permita al sujeto un sostén existencial para confrontarla angustia que está a la base de sus crisis, esto con apoyo del terapeuta que deberá acompañar al paciente "aguantando" junto a él la angustia revivirla y aprender a soportar la angustia. Eventualmente también se recomienda la farmacología, sólo en los casos severos, en que los síntomas superan la capacidad de sostén del sujeto.

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