¿Qué es el efecto nocebo?

¿Qué pasaría si tomar una sustancia absolutamente inocua te enfermara?, ¿qué pasaría si una píldora de azúcar te causara nauseas, o si una dosis falsa de lactosa desencadenara síntomas estomacales desagradables en pacientes con intolerancia a la lactosa?

La extraña verdad sobre la medicina y el cerebro es que a menudo ambas interactúan de maneras completamente impredecibles y contradictorias. Y eso queda de manifiesto con el fenómeno conocido como efecto nocebo.

La mayoría de nosotros ya conoce el efecto placebo, pero te lo explicamos brevemente: como parte de los estudios médicos, un grupo de control usualmente recibe una sustancia inerte (casi siempre es una pastilla de azúcar) que provee una línea de base para que los investigadores puedan comparar la efectividad de la nueva medicina que está siendo puesta a prueba. Se les dice a los miembros de este grupo que el placebo es real – y sorprendentemente, a veces experimentan una mejora real en sus síntomas, simplemente porque esperan que la medicina los haga sentir mejor.

Una tendencia opuesta –y una que ha sido ampliamente mirada en menos por la comunidad académica – es el efecto nocebo. ¿Qué es? Dicho de forma simple, se trata del fenómeno en que las sustancias inertes o la mera sugerencia de una sustancia puede generar efectos negativos en el paciente o en el participante estudiado. Para algunos, estar al tanto sobre los potenciales efectos secundarios de una pastilla o de un procedimiento es suficiente para generar síntomas reales. Al igual que el efecto placebo, todavía no se logra comprender completamente y se cree que puede surgir a partir de una combinación de un condicionamiento pavloviano y una reacción frente a las expectativas.

Un grupo de investigadores de la Universidad Técnica de Munich, Alemania, publicó una de las más exhaustivas reseñas hasta la fecha sobre el efecto nocebo. Analizando 31 estudios empíricos que involucraron el fenómeno, los investigadores examinaron los mecanismos biológicos subyacentes y los problemas que causa para los doctores e investigadores en la práctica clínica. Su conclusión: pese a ser un fenómeno llamativo, el efecto nocebo es sorprendentemente común y debe ser considerado por los profesionales de la salud de manera constante.

El nocebo a prueba

En muchos de los experimentos analizados, la sugerencia o la expectativa de dolor generó aumentos significativos en la cantidad de efectos secundarios negativos experimentados por los participantes. Por ejemplo, en un estudio 50 personas que sufrían dolor de espalda crónico recibieron un test de flexibilidad. A la mitad de ellos se les dijo que el test podría causar algo de dolor, mientras que a la otra mitad no se les dijo nada. Luego de hacer la prueba, el primer grupo informó haber sufrido una cantidad de dolor significativamente mayor, pese a haber realizado el mismo procedimiento que el segundo grupo.

En otro experimento, el medicamento Finasteride fue administrado para ayudar a aliviar los síntomas de las enfermedades a la próstata, diciéndole a la mitad de los participantes que el remedio podía causar disfunción eréctil, mientras a la otra mitad no se le informó al respecto. Un 44% de los participantes del primer grupo informó que habían experimentado disfunción eréctil luego de ingerir el medicamento, comparado con solo un 15% de los participantes del segundo grupo.

Pero el efecto nocebo incluso puede ser lo suficientemente poderoso para matar a alguien. En uno de los casos estudiados, los investigadores se refieren a un individuo que intentó suicidarse tragando 26 pastillas. A pesar de que solo eran píldoras placebo sin un mecanismo biológico para dañar a un paciente incluso en dosis altas, la persona experimentó bajas de presión peligrosas y necesitó inyecciones de fluidos para ser estabilizado, basado solo en la creencia de que una sobredosis de pastillas sería letal. Después de que se le dijo que se trataba de pastillas de azúcar, los síntomas desaparecieron rápidamente.

Recomendaciones para profesionales de la salud

Los investigadores sugieren que los doctores reconsideren las creencias convencionales sobre el manejo del dolor para evitar los efectos secundarios dolores magnificados. Comúnmente se cree que preparar apropiadamente a un paciente para el dolor – por ejemplo, "esto puede doler un poco" – es la mejor forma de minimizar la ansiedad, con el fin de que los pacientes sepan qué esperar. Pero un experimento analizado mostró que las propias palabras utilizadas por un doctor antes de inyectar las sustancias radiográficas afectó la cantidad de dolor experimentado. Mientras más veces fueron usadas las palabras "picar", "quemar", "malo" o "dolor", más incomodidad sintieron los pacientes.

Por supuesto, tratar de evitar este tipo de escenario pone al doctor en un dilema ético – limitar la incomodidad del paciente puede ser contradictorio con el hecho de mantenerlo informado sobre el procedimiento. Para resolver esta tensión, los autores del estudio recomiendan que los doctores enfaticen el lado positivo (privilegiar frases como "la mayoría de los pacientes tolera esto sin problemas") y, en algunos casos específicos, que pidan permiso a los pacientes para no entregarles toda la información sobre efectos secundarios menores.

Descifrar cómo manejar los miedos y ansiedades de los pacientes puede ser tan difícil como las verdaderas enfermedades e infecciones. Por lo tanto, cuando hablamos del efecto nocebo no sería extraño concluir que lo que NO conoces puede dañarte.

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