Que difícil es crecer

Crecer es difícil. La vida pasa y eso conlleva que diferentes cosas nos van pasando a nosotros y a los demás. Te invito a conectarte con lo que crecer implica.

17 DIC 2021 · Lectura: min.
Que difícil es crecer

Que difícil es crecer, ¿verdad? Cada etapa de la vida termina, tiene un cierre, y cada cierre conlleva un duelo. Un duelo porque dejamos atrás muchas cosas, gustos, intereses, necesidades, tipos de relaciones, etc. Desde que nacemos, cada cambio de etapa significa despedirse de la anterior, y abandonar el estado anterior en general significa decirle adiós a un tipo de cuerpo, a una manera de pensar y de ver a los demás, a un modo de ser tratado, a un modo de vivir y a un modo de soñar.

Y es justamente eso lo que quiero compartirles ahora. Estamos tan acostumbrados a correr por la vida, pasando de etapa en etapa sin ser conscientes de aquella que dejamos atrás.

Incluso, muchas veces pasamos por alto las etapas que están dejando atrás los demás, ya sea nuestros hijos, padres, amigos, etc. Y esto, no permite que empaticemos con sus respectivos duelos, dolencias, miedos e inseguridades.

Es fundamental que seamos conscientes de estos cambios, para así darles la atención que estos requieren. Es fundamental que sepamos que existen, y que podamos reconocerlos en el momento de su llegada. Por ejemplo, cuando nacemos necesitamos a nuestra madre todo el tiempo, somos en un cien por ciento dependientes de ella, de que nos alimente, nos bañe, nos vista, y nos mantenga cómodos y calentitos. Más adelante, cuando ya comenzamos a caminar solos, ya somos capaces de tener un poco de libertad, en el sentido de que podemos salir a explorar el mundo (aunque sea de forma contenida), y a este cambio de etapa le llamamos "el primer destete". Aquí el niño ya camina, recorre, prueba cosas nuevas, conoce amigos, y comienza a entenderse a sí mismo como un ser separado de su madre. Más adelante, y avanzando en la historia, el niño vive un gran cambio cuando pasa a primero básico, dejando de estar en el colegio de los "pequeños", para comenzar a sentirse un niño grande, con tareas, notas y más responsabilidades.

Continuemos. Unos años después, más o menos a los 12, comienza el segundo destete, a lo que también llamamos preadolescencia. Este es un momento de gran complejidad en donde los preadolescentes sienten que tienen; "un pie en la infancia y otro en la adolescencia". Esta es una época de gran transición donde los niños ya no son tan niños, pero tampoco se les puede llamar adolescentes, esto los hace sentir extraños, ya que por un lado su cuerpo está cambiado (crecen, se desarrollan sexualmente, cambia su apetito, etc.), por otro sus intereses (los amigos y la vida social pasan a tener mayor importancia), y sumado a lo anterior comienzan a haber mayores dificultades en la relación con los padres (Peluchonneau, P. (2015). Adiós Infancia. Penguin Random House). Y aquí no termina la historia, solo unos años después viene la tan temida adolescencia, en donde cada joven comienza a cuestionarse su identidad, ¿quién es? y ¿quién quiere ser?, comienzan las relaciones amorosas, hay más responsabilidades, se cuestionan a qué se quieren dedicar, viene la PTU, y muchos otros estreses que se suman a la vida de nuestros queridos adolescentes. Y con esto podríamos continuar hasta el fin de los tiempos. Luego de la adolescencia viene muchas veces la entrada a la universidad, luego la búsqueda del primer empleo, casarse, tener hijos, o no, ¿quién sabe?, después ver a los hijos irse de la casa, y más adelante despedirnos de nuestros seres queridos, aceptar el envejecimiento de nuestro cuerpo, y así otras etapas. Pero lo importante es que cada etapa conlleva un duelo, un duelo que tenemos que tomar, ver, mirar, querer y sanar. Esta es la única manera de poder seguir avanzando a cada una de las etapas que quedan por venir.

Esto te lo digo a ti, a ti como persona, como madre/padre, como hermano, hijo o amigo. Te lo digo para que entiendas que avanzar por la vida, y cambiar de etapa nunca es fácil. Hay cosas que dejas atrás, y debes entender que eso conlleva muchas emociones y sensaciones que pueden ser difíciles. Además, es clave que puedas empatizar con lo difícil que puede estar siendo para otro el cambio de su propia etapa, entender sus miedos, sus inseguridades, y todo lo que crecer conlleva.

Si bien cuesta crecer y dejar ir, cada etapa es hermosa, y tiene lo suyo. Disfrútala, que cada etapa es corta, y si no nos detenemos a vivirla, ya pronto vendrá la siguiente.

Referencia bibliográfica

Peluchonneau, P. (2019). Adiós infancia. Santiago, Chile: Penguin Random House Grupo Editorial.

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Escrito por

Daniela Schupper

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