Para entender mejor a los demás comienza por ti mismo

La mayoría de nosotros tiene una opinión de quienes nos rodean y pasamos bastante tiempo analizando sus actos, intentando entender sus decisiones, sin darnos cuenta que primero hay que comenzar por uno mismo para entender mejor al resto.

Ahora, cuando nos analizamos nosotros mismos, es bastante usual que se busquen, incluso, cuestionarios por internet, utilizando estrategias que en definitiva son de fácil acceso, pero no sucede lo mismo cuando lo que queremos es saber sobre los demás, ya que estos exámenes de personalidad no se pueden tomar en nombre de otra persona.

Sin embargo, y según a reciente investigación, toda esa introspección que se hace de uno mismo, también es muy útil a la hora de conocer del resto. De hecho, en un estudio publicado recientemente en la revista Cognitive Enhacement, un grupo de psicólogos encontró un vínculo estrecho entre una mayor autoconciencia y la inteligencia social.

"Ampliar nuestro conocimiento sobre la dinámica interna, como nuestros pensamientos, creencias o patrones emocionales, permite una mejor comprensión de estos procesos en otros". Al menos es lo que afirma la autora principal de la investigación, Anne Böckler, quien es profesora de la Universidad de Wurzburg en Alemania y asociada a esta en el Instituto Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas.

Es decir, para entrar en la cabeza de otras personas, es mejor comenzar por la propia. Además, en el transcurso de tres meses, Böckler y sus colegas, tomaron datos de 161 personas de entre 20 y 50 años, quienes se sometieron a un "entrenamiento contemplativo", diseñado para ayudarlos a enfocarse en sus vidas internas.

Esto basado en el modelo de Sistemas Familiares Internos, donde el enfoque terapéutico ve al yo como un compuesto de diferentes subpersonalidades. En este ejercicio se pidió a los participantes que reflexionasen sobre cómo cada uno de esos componentes que se reparten en las categorías "partes felices", "críticas internas" y "partes vulnerables", afectaron sus experiencias cotidianas.

Los participantes mejoraron más con la capacitación, fueron quienes más demostraron facilidad en inferir el estado mental de otra persona y el vínculo fue especialmente fuerte cuando se trataba de identificar partes negativas de sí mismas. Esto, de acuerdo a Böckler, porque "identificar y aceptar patrones mentales o conductuales negativos en uno mismo es particularmente desafiante, requiriendo esfuerzo, flexibilidad cognitiva y fortaleza emocional".

Para la misma, estos resultados son especialmente conmovedores dado nuestro estado actual de las cosas, pues "muchos de los desafíos globales a los que nos enfrentamos hoy, como aceptar refugiados, superar conflictos entre grupos o llevar vidas más sustentables, requieren que nos pongamos en el lugar de otros".

Es que se tienda a perseguir la contemplación interna como un objetivo en sí mismo, mientras subestimamos las formas en que también puede ayudarnos a conectarnos de forma más estrecha con los demás. La auto-conciencia no solo se limita a nosotros, sino que se extiende a nuestras relaciones, es decir, al esforzarnos por ser más conscientes de los propios pensamientos, nos podemos transformar en personas más empáticas.

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