Niños: el peligro de los elogios excesivos

Garantizar que un niño se desenvuelva de manera equilibrada y sepa lidiar con las emociones, principalmente negativas, no es algo simple ni fácil de alcanzar por medio de fórmulas mágicas. Factores externos, como los amigos y el ambiente que se vive en la escuela, también son elementos que influyen considerablemente en el tema.

Tener la sensibilidad adecuada para saber cómo actuar ante las distintas situaciones en la vida del niño es fundamental. Y no pasa sólo por saber cómo decir "no" a los hijos, sino también por saber medir los elogios.

Todos quieren reforzar la autoestima de sus hijos, pero hay que tener cuidado. Como explican los psicólogos infantiles, el exceso de elogios también puede dinamitar la autoestima del niño, pues hace que ésta se eleve un nivel por encima de la realidad, lo que puede causar diversos problemas en la vida cotidiana.

Elogiar es una buena manera de animar al niño a creer en sus potencialidades ante desafíos. El problema, sin embargo, radica en el exceso de adulaciones. El niño que crece sometido a un entorno donde sólo hay espacio para elogios y comentarios que enaltecen lo bueno, capaz y fuerte que es puede tener dificultad a la hora de ser enseñado o corregido, lo que se refleja en su aprendizaje.

Además, tiende a considerarse superior a los demás niños con los que convive. Pero no es sólo eso: el exceso de elogios también puede hacer que el niño se sienta presionado a mantener los altos estándares de resultados, así como convivir con el miedo de fallar y decepcionar a los padres.

Un niño que recibe elogios por encima de la realidad también corre el riesgo de convertirse en un adulto emocionalmente poco preparado, enfrentando serias dificultades para lidiar con momentos de frustración. Como consecuencia, tiene una tendencia mayor a desarrollar ansiedad, agresividad, depresión, y enfrentar problemas con sustancias estupefacientes, según los expertos.

Los elogios son una forma de recompensa dada al niño ante una acción considerada buena. Por eso, afirman psicólogos, deben estar presentes en el día a día, pero siempre que sea de manera merecida y con límites. Para saber cómo respetarlos, te podemos dar algunos consejos:

• Evita los términos exagerados: si el niño hizo sus tareas de manera correcta, es importante felicitar. Sin embargo, algunas expresiones exageradas deben evitarse: no siempre es necesario decir "fue increíble", "es perfecto", "el mejor niño del mundo", "la más inteligente", entre otros.
• Elogia el esfuerzo: no siempre el resultado esperado aparece, pero eso no quiere decir que el niño no se esforzó. Por eso, elogiar el esfuerzo y la fuerza de voluntad es fundamental, además de hacer que el niño entienda que necesita trabajar para lograr éxitos.
• Entiende que la frustración es educativa: ningún padre quiere ver al niño triste por no alcanzar un objetivo. Sin embargo, la frustración tiene su cuño educativo y hace que el niño entienda que tiene limitaciones, que puede necesitar ayuda y que la humildad es un valor importante.

Es importante insistir en que el equilibrio es fundamental. Los niños que reciben rudeza en exceso maduran de manera precoz y sin la debida preparación. Los que son muy elogiados tienden a enfrentar problemas al encontrarse con la realidad. Si necesitas ayuda especializada para ajustar sus comportamientos, visita nuestra lista de expertos.

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