La culpa en la maternidad

La maternidad es una experiencia llena de satisfacciones y alegrías, pero también es una de las labores más exigentes y difíciles que enfrena una mujer en la vida, donde además hay una compañera que está presente en cada etapa: La culpa.

¿La has sentido? Es normal, no hay ni una sola mamá que no haya sentido alguna vez culpa por querer salir con sus amigas, por trabajar, por querer viajar sola, por querer dormir un poco más, por pasarle el celular a su hijo para poder descansar un momento… culpa, incluso, por subir mucho de peso en el embarazo, por quedar con estrías… culpa, culpa y culpa.

Sí, es normal sentir culpa, el problema está en que no se tomas buenas decisiones bajo "la culpa", es limitante, es dolorosa, agobiante, pero lo peor es que siempre ahí, de una u otra forma está ahí.

Algunos expertos señalan que las actuales madres tienen carencias afectivas, por lo que cuando llega un hijo se vuelcan a entregar lo que más puedan tanto afectivamente como materialmente. Esa entrega hace que la mujer pierda cualquier atisbo de objetividad, lo que la hace estar constantemente cuestionándose, criticándose.

Por otra parte, indican que la culpa se alimenta de la soledad emocional y logística de las madres. Emocional, porque no hay nadie que las contenga, quien las "libere" de esa culpa o nos "absuelva" de esa culpa. Y logística porque no cuentan con una red de apoyo.

A esto se suma, que las madres están constantemente siendo juzgadas, ya sea porque trabaja y deja al niño en sala cuna o porque no trabaja para estar en casa; ya sea porque no quiere amamantar o porque lo hace más de un año; porque se arregla mucho o porque no se arregla… siempre son objeto de comentarios.

Pues bien, es importante erradicar la culpa. ¿Cómo hacerlo? Eliminando la palabra y entendiendo que nuestras decisiones son nuestra responsabilidad. Eso nos saca de la pasividad de "me siento culpable, me siento triste, todo es difícil" y nos pone en un plano activo, donde somos conscientes y nos hacemos cargo de nuestras decisiones.

¿Por qué es tan importante erradicar la culpa? Porque es una mala consejera, no se toman buenas decisiones desde la culpa, porque se termina sobreprotegiendo a los hijos, porque no permite poner límites en la crianza, porque hace que nuestros hijos nos vean frágiles emocionalmente.

Entonces, la tarea es desenmascarar la culpa, identificarla y combatirla aceptando que lo que hacemos es en base a nuestras decisiones y que todo lo hacemos pensando en el bien de nuestros hijos, considerando lo mejor para ellos.

Aceptar que cometeremos errores, pero que nadie está libre de ellos. No hay ninguna madre o padre que no se haya equivocado más de una vez en la vida.

Por último, asumir las responsabilidades y consecuencias. La crianza es un proceso en el que se está en constante aprendizaje, por lo que ante cualquier error, nuestra reacción no debe ser la culpa, sino la capacidad de entender que nos equivocamos, pero aprendimos.

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