Cómo sanar mediante la fantasía

Ver animé, películas o videojuegos suele ser visto como adictivo y poco productivo. Sin embargo, tiene un potencial sanador profundo que nos permite conectarnos con nosotros mismos.

17 NOV 2021 · Lectura: min.
Cómo sanar mediante la fantasía

Hoy día prácticamente somos una sociedad que vive "afuera". En la realidad, ese mundo lleno de cosas materiales, visibles, que se pueden tocar. Se nos educa para producir en ella, cada vez más y mejores cosas. También para cuidar el ambiente. Pero todo eso ocurre allá "afuera".

Tras la pandemia, cuarentenas y toques de queda, el tiempo y el espacio de ese lugar se redujo considerablemente. Nos sentimos encerrados. Nos obligó a vivir en lo que Jung llama la "realidad psíquica" (Jung, 1985): nuestro mundo Interior. La vida que ocurre "adentro". No solo en nuestro hogar, sino con nosotros mismos. Escuchar nuestras propias inquietudes; quién soy, qué quiero, hacia dónde voy. Nuestro mundo interior se nos rebalsó con preguntas que no sabíamos por dónde abordar. Esto gatilló muchos problemas de salud mental el 2020.

En el "encierro", a las personas introvertidas les fue mejor. Más habituadas a estar consigo mismas, eran las que estaban más adaptadas en su metro cuadrado. En el computador, teléfono, consola de juegos o incluso con un papel y un lápiz, eran capaces de "vivir".

La experiencia física, la que vivimos en el mundo real, es procesada por nuestra psique antes de ser transformada en nuestra memoria y recuerdos. Pero también hay experiencias que vivimos a través de la fantasía, también llamada "pensamiento no dirigido" (Jung, 1993). Por ejemplo, cuando leemos un libro, tenemos la experiencia de imaginar a su protagonista en su aventura. En las películas podemos ver esa experiencia en lugar de imaginarla, pero igualmente la vivimos en nuestra imaginación. Lo importante es entender que la experiencia imaginada es igual de válida para el bienestar psicológico.

Darle tiempo a la fantasía no significa "evitar la realidad". Por el contrario, lo normal es recurrir a la fantasía para encontrar aquello que nos hace falta. Afuera estamos compelidos a realizar tareas, cumplir expectativas, lograr cierto desempeño. Pero puede que nada de esto nos dé sentido. Recurrimos a la fantasía para encontrar sentido (Jung, 1966).

En el juego estamos nosotros completamente. En la película estamos inmersos. Porque nos hace vivir experiencias que necesitamos. Nos devuelven el alma al cuerpo. Y no basta verlas para cargarnos de energía y volver al mundo. Esa fórmula nos da un respiro, pero igualmente la depresión y la ansiedad terminan llegando. A menos que descubramos el potencial sanador de la fantasía.

Se puede trabajar en psicoterapia con estos elementos. Son como sueños, que revelan nuestros deseos y que necesitan ser elaborados por cada uno. Aprender a reconocer qué necesitamos de ellos. Cómo llevarlos a la vida cotidiana.

Por ejemplo, algunos videojuegos entregan la sensación de ser competente, ser útil, ser eficaz. Puede que lo juguemos porque ahí dentro nos sentimos así. El juego nos enseña que sí podemos ser competentes (Carrasco, 2010), pero tal vez no sepamos cómo lograrlo en la realidad.

En las películas acompañamos a los protagonistas en luchas heroicas, aventuras románticas y muchísimas cosas que nos encantaría vivir y que representan el proceso de desarrollo personal (Campbell, 1959), pero tal vez no lo reconoceríamos abiertamente. Reconocerlas es la primera etapa antes de incorporarlas a nuestra vida de alguna manera.

Préstale más interés a las series, juegos o libros que consumes. Tomarse en serio la fantasía puede ayudarte a descubrir lo que necesitas para que tu vida se llene de sentido.

Referencias bibliográficas

Campbell, J. (1959). El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito. México: Fondo de Cultura Económica.

Carrasco, A. (2010). Arquetipo Ludi. Un estudio del juego desde la psicología arquetípica. Revista Encuentros, Nº 2, 81-100.

Jung, C. G. (1966). Las relaciones entre el yo y lo inconsciente. En Jung, C. G., Dos escritos sobre psicología analítica. Madrid: Trotta, 2007, OC 7.

Jung, C. G. (1985). Tipos Psicológicos. Tomo II. Buenos Aires: Sudamericana.

Jung, C. G. (1993). Símbolos de transformación. Barcelona: Paidós.

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Escrito por

Nicolás Jadue Tobar

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