Atención padres y madres: 7 técnicas educativas que son un error

Ser padres es una labor que constantemente nos presenta nuevos desafíos. Cuando creemos que ya hemos superado bien una etapa, viene otra con nuevos retos y nuevas cosas que aprender.

Dentro de esta tarea, sin duda una de las que más dolores de cabeza a los padres tiene ver con la disciplina, pues no hay nada más difícil que corregir a quién más amamos.

Como sabemos que todo padre o madre se interesa por hacer un buen trabajo, aquí te dejamos algunos consejos que te podrían ayudar a saber qué cosas no debes hacer a la hora de corregir a tu hijo.

Nada de golpes: Muchos padres recurren a la palmada o cachetada para hacer reaccionar a su hijo frente a una mala conducta o una pataleta. Sin embargo, cada vez son más los psicólogos que señalan que esta técnica es más contraproducente que beneficiosa, pues a largo plazo termina deteriorando la relación padre/hijo.

Por otra parte, la violencia hace que el niño genera una personalidad que con los años será más difícil de encauzar, por lo que hay que decir que NO a cualquier tipo de agresión hacia el menor.

Recompensas: Decirle al niño "si te portas bien te daré un juguete" tampoco es la mejor opción. "En el papel de los padres como modelos de los hijos, la conexión emocional debe jugar un papel fundamental, estableciendo vínculos de confianza y seguridad para fomentar el desarrollo correcto, marcando los límites con firmeza pero también con amabilidad", explica Andrea Ollero, psicóloga educativa.

Castigos: Imponer sanciones sin explicar cuál es el origen de nuestro malestar, qué fue lo que hizo mal y por qué debe ser castigado, no servirá de nada. Es por esto que se recomienda hablar con el menor y explicarle con paciencia y amor cuál es el motivo de su castigo. Si es necesario, dejar pasar unos minutos para que ambos estemos más calmados, así evitamos decir alguna palabra que pueda lastimar.

¿Sin postre?: Se trata de una técnica de manipulación y chantaje que no le permite al niño reflexionar sobre lo que hizo y sólo cambiará su conducta por miedo a la prohibición y no porque esté entiendo realmente el fondo del problema.

No dejarle expresar sus emociones profundas: Chantajear o compensar a un niño para que se porte bien no permite que estemos educando desde los sentimientos y no ayudará a que el niño aprenda a tomar buenas decisiones por sí solo.

¿Al rincón a reflexionar?: Antiguamente esta técnica era bastante utilizada en los colegios, pero los psicólogos aseguran que enviar a un niño de inmediato a que piense en lo malo que hizo sólo hará que piense en que su papá/mamá es malo/a y no lo entiende.

En los momentos de ira, ningún niño será capaz de darse cuenta por sí sólo por qué está mal lo que hizo.

Educar sin culpa: Probablemente este es el punto más difícil, pues los padres siempre se están sintiendo culpables de lo que hacen y de lo que no hacen.

"Esto no es en absoluto positivo porque, ante situaciones realmente límite, esos padres colegas terminan por pasarse al otro lado y recurrir a gritos y broncas, descolocando al pequeño que no entiende esos estallidos de ira", asegura la psicoterapeuta Ángela Pulido.

Por último, si sientes que las cosas realmente se están saliendo de control lo mejor es pedir ayuda, un psicólogo podrá detectar dónde está el problema y cuál es la solución, considerando las personalidades de los padres y del hijo.

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