Abuso sexual infantil: completa guía de prevención para padres e hijos

Una experiencia tan emocionalmente negativa para un niño, como lo es el abuso sexual, requiere una mirada experta: hablamos con la psicóloga Esther Morales.

19 JUL 2016 · Lectura: min.
Abuso sexual infantil: completa guía de prevención para padres e hijos

La compleja infancia de Érika Olivera, que recientemente salió a la luz, y la crisis en el sistema del Servicio Nacional de Menores de nuestro país trajeron una vez más a la palestra el delicado tema del abuso sexual infantil. Para hablar de esto, la psicóloga Esther Morales compartió con nosotros el siguiente artículo que explica en detalle en qué consiste un evento de este tipo, cómo es visto desde la psicología, desde las instituciones y qué pueden hacer los padres para prevenirlo.

Abusos sexuales a menores: sus características

Los abusos sexuales a menores son actitudes y comportamientos que realiza un adulto, generalmente varón, para su propia satisfacción sexual con una niña, un niño o adolescente, empleando el abuso de confianza, la seducción y la manipulación emocional hasta llegar a chantajes, engaños, amenazas, y en algunos casos a la violencia física.

En este sentido, el menor de edad está imposibilitado de comprender o detener lo que está viviendo, donde lo más frecuente consiste en:

  • Tocaciones o besos en los genitales.
  • Simulación del acto sexual sin penetración.
  • Masturbación mutua.
  • Sexo oral.
  • Tomar fotos íntimas.
  • Hacerle ver o escuchar material pornográfico.

La violación, en tanto, consiste en acceder carnalmente por vía vaginal o anal a un niño, niña o adolescente.

El abuso sexual infantil se produce en todas las clases sociales y puede ocurrir en la propia familia a manos de un padre o madre, un padrastro, hermano u otro pariente, o fuera de la casa, a manos de un amigo, vecino, la persona que lo cuida, un profesor o un desconocido.

Cuando este hecho ha ocurrido, el niño o niña puede desarrollar una variedad de sentimientos, pensamientos y comportamientos negativos, sobre todo tomando en cuenta que el abuso sexual en general no es un suceso aislado – si no es descubierto por otra persona o denunciado por la víctima, puede prologarse por mucho tiempo y durar meses o años.

Por tanto, se puede afirmar fehacientemente que el abuso sexual infantil es una experiencia emocionalmente negativa, a veces traumática, que produce diversos trastornos psicológicos a las víctimas, los cuales pueden mantenerse inclusive a lo largo del desarrollo de su vida, perjudicando considerablemente su bienestar psicofísico.

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Imagen: Shutterstock.

El abuso sexual infantil desde el Estado

En mayo pasado se lanzó en Chile el primer Observatorio de Abuso Sexual Infantil y Adolescente, una plataforma digital que recopila datos, cifras y antecedentes sobre este fenómeno a nivel nacional, y que ya cuenta con su primer documento: un informe que reúne las bases de datos y antecedentes sobre abuso sexual infantil entre enero y diciembre de 2014 recopilados por:

  • SENAME.
  • Servicio Médico Legal.
  • Ministerio Público.
  • Carabineros.
  • Subsecretaría de Prevención del Delito.
  • Ministerio de Salud.

Dicho informe entrega reveladores datos como los siguientes:

  • Al Ministerio Público llegan casi 24 mil denuncias de abuso sexual, estando 18 mil de ellas vinculadas a niños, niñas y adolescentes. Lamentablemente sólo un 10% obtiene una sentencia condenatoria.
  • Sólo durante el año 2014, un total de 9.263 niños ingresaron a programas de SENAME por esta causa.
  • El 62% de los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual sufren dicha vejación al interior de sus hogares, según cifras de Carabineros. Esto contraste con la creencia popular de que el hogar es el lugar más seguro para la infancia.

El abuso sexual desde lo psicológico

Estos datos también revelan cierto perfil de algunos de los abusadores: muchos hombres ven facilitado su comportamiento abusivo esporádico gracias a los efectos del alcohol y/o las drogas; aunque en el caso de un abusador reiterado, es decir un sujeto con una patología mental, es posible que la sociedad lo perciba como una persona completamente normal y funcional. Esta característica le facilita la llegada a las víctimas, quienes pueden formar parte de su propia familia o de su entorno más cercano.

Asimismo se sabe que muchos abusadores permanentes fueron, a su vez, abusados en su infancia y nunca lo contaron o nunca recibieron apoyo familiar, mucho menos tratamiento profesional alguno.

En cuanto a los menores abusados, existen algunas señales físicas que pueden hacer saltar las alarmas, como:

  • Irritación, picazón o dolor, genital o anal.
  • Infecciones y/o heridas en el área genial o anal.

Mientras, en el aspecto psicológico también existen algunos cambios de conducta entre los que se pueden detectar:

  • Intranquilidad nocturna o pesadillas.
  • Cambios en el ritmo habitual de comer o ir al baño.
  • Rechazo a las caricias del sexo opuesto o de una persona en particular.
  • Decaimiento.
  • Pérdida de autoestima.
  • Tristeza y llantos repentinos.
  • Retraimiento.
  • Mentiras y robos.
  • Disminución del rendimiento escolar.
  • Conductas sexuales prematuras.
  • Agresividad.
  • Evidencias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías.
  • Lenguaje cargado de alusiones eróticas.
  • Autoagresión e intentos de suicidio (en los casos más extremos).

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Imagen: Shutterstock.

Generalmente, cuando un niño es abusado guarda silencio porque no tiene edad suficiente para comprender lo que está sucediendo; no sabe expresar con palabras lo sucedido, quizás conoce y quiere al que lo abusa, por lo tanto se siente atrapado entre dos aspectos: el afecto y la lealtad que siente hacia esa persona; y la sensación de que las actividades sexuales son algo malo y sucio.

También porque se siente culpable o ha sido persuadido o amenazado con hacerle daño tanto a él como a un miembro querido de su familia para que no hable. Puede sentir vergüenza o culpa si cree que ha provocado los hechos porque piensa que nadie le va a creer o que va a ser castigado por eso, y puede temer que sus padres se separen o la familia se desintegre si se descubre el secreto.

En el caso de los adolescentes, la vergüenza y la culpa impiden que la víctima le cuente a sus cercanos lo que está ocurriendo por temor a represalias, desintegración familiar o porque vive con el agresor, que puede ser el padre biológico, el padrastro o el conviviente de la madre. En caso de que este hombre sea el sostenedor del hogar, muchas veces la madre se hace cómplice de este abuso, negándolo o culpando a su hija por ello, corriendo el riesgo de que esta situación termine en un embarazo o un aborto.

Qué pueden hacer los padres para prevenir

Cuide a sus hijos, mantenga una buena relación afectiva y comunicacional con ellos. Cuando los bañe revise su cuerpo, nunca los deje con extraños, ni al cuidado de un varón adulto, aunque sea cercano y de toda su confianza. Frente a cualquier comportamiento extraño, consulte al pediatra o a psicólogos clínicos especializados en el área infanto-juvenil.

El abuso se puede prevenir educando a las familias y especialmente a los niños para que puedan "autoprotegerse". El diálogo abierto, franco y responsable al interior del hogar es la principal herramienta de prevención. Se debe enseñar a los niños a conocer su propio cuerpo, educarlos para que se sientan con el derecho para rechazar enérgicamente e impedir que cualquier persona adulta o niño, conocido o desconocido, toque sus partes íntimas.

Por otra parte, es aconsejable entregarles la confianza necesaria para que sepan que no deben guardar "secretos", sobre todo en el caso de que alguien trate de realizar algo indebido con sus órganos íntimos, aún cuando ese alguien sea cercano y querido.

En este sentido, los delitos sexuales debieran ser una prioridad de persecución criminal, debido al daño individual que provocan en las víctimas y al impacto en la familia y la sociedad que generan, especialmente cuando se mantiene la impunidad a través de los mecanismos de poder que ejercen los agresores. Lamentablemente muchos abusos nunca llegan a ser denunciados y menos condenados, de ahí la importancia de la prevención, la información a la ciudadanía, la educación sexual de niños y jóvenes tanto en la casa, como en el colegio.

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Conversa con tu hijo o hija. Imagen: Shutterstock.

Si usted recibe el relato espontáneo de un niño, niña o adolescente respecto del delito que sufrió, apóyelo y conténgalo. No lo culpe por lo sucedido, no reduzca ni fuerce el relato. Realice la denuncia y, si hay violación, guarde la ropa sin lavar y entréguela a la policía o a la Fiscalía, según sea el lugar donde interponga la denuncia.

Si usted es padre o madre y se entera del abuso sexual de un hijo(a):

  • Crea lo que el niño le dice y hágaselo saber. Trate de conservar la calma y converse con el niño en un lugar privado. Muestre control de sus emociones, no se desborde ya que agrava el hecho.
  • No lo culpabilice de lo que pasó. Al contrario, manifiéstele lo valiente que es al contar lo sucedido, exprésele que lo sigue queriendo igual y que la relación entre ustedes no ha cambiado.
  • Hágale saber lo importante que es no guardar el secreto y que necesita de otras personas para ayudarlo.
  • Busque ayuda profesional. El abuso sexual requiere un abordaje multimodal (médico, psicológico y legal).

La sociedad entera debe tomar conciencia de estos delitos y es nuestro deber denunciar cuando comprobamos que un hecho de estas características ha ocurrido o está ocurriendo. Cualquier persona puede denunciar telefónicamente en forma anónima: se recomienda acudir a Comisarías de Carabineros, Cuarteles de la PDI (Policía de Investigaciones) o a las Fiscalías, que están distribuidas por todo el país. Fono Carabineros 147, Fono PDI 134.

Para consultas, llamar al Call Center de la Fiscalía 600333000 o averiguar en www.fiscaliadechile.cl. También existe el Fonodenuncia de SENAME 800730800 – www.sename.cl

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Esther Morales es psicóloga con más de 25 años de trayectoria, durante los cuales se ha desempeñado como psicoterapeuta de adultos, adultos mayores, adolescentes, niños, parejas y familias. Asimismo, la profesional está acreditada como psicóloga clínica por la Comisión Nacional de Acreditación de Psicólogos Clínicos. En el ámbito educacional, Esther realizó por varios años Talleres de Educación Sexual, Educación Ambiental y Escuelas de Padres. Actualmente atiende a adolescentes, adultos y parejas en su consulta particular, además de escribir artículos en su sitio web. Si quieres pedir una cita o solicitar más información a esta psicóloga, haz clic aquí.

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Escrito por

Esther Morales León

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Comentarios 1
  • Dafne llanten

    Tengo 18 años, cuando tenía 13 fui abusada por mi padrastro después de unos meses me atreví a contarle a mi mamá al principio el lo negó y mi mama no me creía hasta que el confeso lo que había hecho pero me pidió que no lo denunciará por mis hermanos pequeños ya que ellos iban a sufrir mucho si se iba preso o algo mi madre me chantajeó varios años con que si yo le decía a alguien mis hermanos iban a sufrir a los 17 el intento hacerlo de nuevo pero tampoco lo denuncie, hace unos meses me fui de mi casa porque ya no quería seguir viviendo con miedo pero mis hermanos siguen con él y tengo miedo de que les haga lo mismo recién hace una semana me atreví a contarle a mi papá pero mi cabeza sigue con la idea de que si cuento algo mis hermanos van a sufrir mucho.

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